9 abr 2013

CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA



Era Ángela Vicario quien no quería casarse con él. «Me parecía demasiado hombre para mí», me dijo. Además, Bayardo San Román no había intentado siquiera seducirla a ella, sino que hechizó a la familia con sus encantos. Ángela Vicario no olvidó nunca el horror de la noche en que sus padres y sus hermanas mayores con sus maridos, reunidos en la sala de la casa, le impusieron la obligación de casarse con un hombre que apenas había visto. Los gemelos se mantuvieron al margen. «Nos pareció que eran
vainas de mujeres», me dijo Pablo Vicario. El argumento decisivo de los padres fue que una familia dignifica da por la modestia no tenía derecho a despreciar aquel premio del destino. Ángela Vicario se atrevió apenas a insinuar el inconveniente de la falta de amor, pero su madre lo demolió con una sola frase: -También el amor se aprende.
A diferencia de los noviazgos de la época, que eran largos y vigilados, el de ellos fue de sólo cuatro meses por las urgencias de Bayardo San Román. No fue más corto porque Pura Vicario exigió esperar a que terminara el luto de la familia. Pero el tiempo alcanzó sin angustias por la manera irresistible con que Bayardo San Román arreglaba las cosas. «Una noche me preguntó cuál era la casa que más me gustaba -me contó Ángela Vicario-. Y yo le contesté, sin saber para qué era, que la más bonita del pueblo era la quinta del viudo de Xius.» Yo hubiera dicho lo mismo. Estaba en una colina barrida por los vientos, y desde la terraza se veía el paraíso sin límite de las ciénagas cubiertas de anémonas moradas, y en los días claros del verano se alcanzaba a ver el horizonte nítido del Caribe, y los trasatlánticos de turistas de Cartagena de Indias. Bayardo San Román fue esa misma noche al Club Social y se sentó a la mesa del viudo de Xius a jugar una partida de dominó.
-Viudo -le dijo-: le compro su casa.
-No está a la venta -dijo el viudo.
-Se la compro con todo lo que tiene dentro.
El viudo de Xius le explicó con una buena educación a la antigua que los objetos de la casa habían sido comprados por la esposa en toda una vida de sacrificios, y que para él seguían siendo como parte de ella. «Hablaba con el alma en la mano -me dijo el doctor Dionisio Iguarán, que estaba jugando con ellos-. Yo estaba seguro que prefería morirse antes que vender una casa donde había sido feliz durante más de treinta años.» También Bayardo San Román comprendió sus razones.
-De acuerdo -dijo-. Entonces véndame la casa vacía.
Pero el viudo se defendió hasta el final de la partida. Al cabo de tres noches, ya mejor preparado, Bayardo San Román, Volvió a la mesa de dominó…


GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ

1.   ¿Cuál es el primer apellido del autor del fragmento anterior?
a. Márquez
b. García.
c. Gallardo.
d. Galeano.
2. La expresión “sino que hechizó…” se refiere a:
a. les hizo brujería.
b. Los distrajo con mentiras.
c. Los atiborró de atenciones.
d. Los hipnotizó.
3. La madre de Ángela Vicario, según el fragmento, sentenció a la joven a:
a. Aprender a amar.
b. Casarse con Bayardo.
c. Olvidar a Santiago.
d. Continuar su vida de soltera.
4. Según el fragmento, una ciénaga puede ser:
a. Un charco.
b. Una montaña polvorosa.
c. Un túnel de viento.
d. Un río semi-estancado.
5. La siguiente expresión, “Hablaba con el alma en la mano…”. Corresponde a la siguiente figura literaria:
a. Hipérbaton, porque  altera el orden lógico de una oración
b. Personificación, porque dimensiona cualidades humanas a un objeto.
c. Símil, porque hace la comparación de dos situaciones.
d. Metáfora, porque relaciona dos conceptos que dependen uno del otro.

 6. En la siguiente expresión, Pura Vicario exigió esperar a que terminara el luto”. La palabra subrayada, se puede substituir por:
a. Demandó.
b. Exclamó.
c. Asignó.
d. Solicitó.
7. En el fragmento anterior se interpreta de la siguiente frase, “Pero el tiempo alcanzó sin angustias…”, que:
a. Pura Vicario era supremamente, meticulosa.
b. Santiago era muy ágil.
c. Bayardo, era muy diligente y organizado
d. Bayardo, dejo todo en manos de Dios.

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